Una vivienda rústica tiene un encanto especial, pero, según su estado, su rehabilitación va a exigir un buen proyecto y un extra de creatividad. El resultado, puede ser realmente impresionante. 😉
Si te has decidido a reformar la casa familiar del pueblo, has adquirido una vivienda en un lugar tranquilo para disfrutar con los tuyos de la naturaleza o tienes en mente abrir un hotel-casa rural, seguro que quieres darle un aire totalmente nuevo que aporte comodidad pero que, al mismo tiempo, no altere ese encanto que tienen este tipo de construcciones. Así, si estás a punto de embarcarte en la reforma de una casa vieja, te recomendamos tomar buena nota.
¿Por dónde empezar la reforma de una casa de pueblo?
Todo depende del estado general en el que se encuentre la vivienda, pero, probablemente, la rehabilitación incluya un número importante de partidas (sobre todo se la has comprado a muy buen precio). Es fundamental elaborar un proyecto que determine con claridad las carencias de la casa y lo que resulta aprovechable. Una primera revisión de muros, tejados, ventanas y suministros (canalización de agua, electricidad, gas…) es esencial para hacerte una idea de lo que te traes entre manos.
Estructuras básicas (muros, tejado, etc.)
Ponte en manos de profesionales que puedan revisarlas a conciencia y modernizarlas conservando su esencia. Por ejemplo, si tu casa de pueblo tiene unos magníficos muros de piedra, querrás conservarlos, pero quizá, sea necesario dar un repaso a juntas y uniones, además de aplicar algún tratamiento de limpieza en profundidad que les devuelva todo su esplendor. El tejado es otro de los puntos fundamentales. Aislarlo adecuadamente, para evitar humedades o goteras) y cambiar tejas y pizarras puede ser necesario.
Los materiales de exteriores han evolucionado de manera notable en las últimas décadas, así que fácilmente vas a encontrar soluciones para que el tejado de tu casa rústica conserve su encanto y, al mismo tiempo, cumpla perfectamente su función aislante. Tal vez, convenga pensar en la instalación de unos canalones.
Distribución del espacio interior
Es el momento de diseñar la distribución de las distintas estancias. Y en este momento, es mucho mejor contar con asesoramiento profesional. Una casa rústica puede transformarse en un espacio único adaptado a tus necesidades. Puede que la tuya permita incluso dos alturas o, tal vez, tenga una zona de antiguo establo o granero ideal para crear un salón de verano, una sala de juegos, una pequeña bodega, tu espacio de trabajo…
Agua, electricidad y otros suministros
Es uno de los capítulos más importantes en la reforma de una casa de pueblo que, si tiene una antigüedad considerable, es probable que ande bastante justa en el tema de los suministros. Cableado, interruptores y enchufes nuevos serán la base para que la vivienda se adapte al siglo XXI y te permita disfrutar de ella con todas las comodidades.
Las viejas cañerías de la instalación de agua (seguramente de cobre) también necesitarán ser sustituidas y puede que cocina y sanitarios requieran nuevas canalizaciones. No olvides, además, la instalación de un sistema de calefacción ya sea por suelo radiante o radiadores, sobre todo si la casa se encuentra en una zona de clima especialmente frío.
Ventanas y cerramientos
Las ventanas merecen también especial atención. En primer lugar, es el momento de pensar si puedes abrir algún hueco en muros o tejado para colocar una nueva que dé más luz natural a la casa (comprueba la normativa al respecto).
Además, tendrás que revisar marcos y cierres porque de su buen estado va a depender, en gran medida, el aislamiento y el confort en el interior. Las ventanas de madera, habituales en las viviendas rústicas, sufren especialmente las inclemencias del tiempo. Intenta recuperar los marcos, pero, si no es posible, tienes cerramientos imitación a madera que resultan tan estéticos como funcionales.
Enlace de interés: Cómo tener en cuenta la eficiencia energética en una reforma
Interiores: revestimientos y detalles decorativos
Llega la parte más creativa de la rehabilitación de una casa de campo. En la decoración de interior, los gustos personales mandan, pero lo ideal en intentar sacar partido a ese estilo propio que tiene una vivienda de estas características.
Como consejo, aprovecha todos los elementos posibles de la propia casa, desde unas bonitas y sólidas vigas, que quedan increíbles en el techo, hasta un antiguo arcón o instrumentos de labranza que pueden ser la mejor decoración que puedas encontrar.
Los suelos en madera siempre dan el toque cálido que gusta en una vivienda rústica, pero si los tuyos están deteriorados, recuerda que tienes suelos cerámicos o incluso vinílicos de imitación a madera que dan excelentes resultados y requieren un mantenimiento mínimo.
Las baldosas hidráulicas de imitación son también una solución que conviene tener en cuenta, tanto para interiores como para exteriores. Colocar algunas en la cocina, en los cuartos de baño de estilo rústico, o en un patio que puedas tener, aportará una nota de color respetando las características de la vivienda.
Detalles como una grifería con cierto aire “vintage”, unas alfombras en fibra natural y algún elemento de forja, pueden personalizar tu casa y conseguir que sea la más bonita de todo el pueblo.