Si reformar el baño es ya una necesidad imperiosa, pero quieres hacerlo bien para hacer del cuarto de baño el espacio que siempre has deseado, te aconsejamos que, si dispones de un cuarto de baño de dimensiones razonables, instales sanitarios y lavabos suspendidos para mejorar el confort, la estética y la higiene. Ya explicamos en un artículo qué son y cómo se instalan los sanitarios suspendidos, hoy examinamos las ventajas e inconvenientes de instalar este tipo de sanitarios y lavabos.
Ventajas de instalar sanitarios suspendidos
Limpieza e higiene
La limpieza es primordial para contar con un espacio de bienestar, pero con tantos elementos a instalar como el inodoro, el bidé y el lavabo, pueden quedar zonas de difícil acceso. Esto puede hacer que la tarea resulte tediosa y no se consigan los resultados deseados. Con los inodoros y lavabos suspendidos se consigue un espacio sin obstáculos cuya limpieza será mucho más sencilla.
Diseño y funcionalidad
Si instalas los sanitarios suspendidos, no solo conseguirás mayor amplitud sino que mejorarás la estética del baño, puesto que visualmente son más ligeras y al tener la cisterna oculta, las piezas son más pequeñas, por lo que también se gana espacio.
Una opción muy demandada hoy en día es crear un murete, que, además de decorativo, puede ser también funcional, ya que sirve de balda para colocar enseres de higiene personal. Además, existen gran cantidad de diseños para los pulsadores, permitiendo adaptarlos a la estética de la estancia.
Los muebles de lavabo son piezas clave para conseguir una estética acorde con los revestimientos de cuarto de baño, por lo que se deben escoger colores y texturas que casen con el resto de la estancia. Pero también recomendamos que los muebles sean suspendidos, ya que se consigue un efecto visual de ligereza, estéticamente mucho más agradable, además de la ya mencionada facilidad para la limpieza. Otra ventaja de los lavabos suspendidos es la posibilidad de colocarlos a la altura deseada.
Inconvenientes a la hora de optar por sanitarios suspendidos
Pérdida de espacio
La cisterna empotrada se instala oculta en el tabique que hay tras el inodoro, por lo que, además de necesitar ganar un espacio mínimo de 8 centímetros, no sirve cualquier tabique, ya que hay que añadir los herrajes para que el inodoro aguante nuestro peso. Así, hace falta un muro más ancho, lo que implica pérdida de centímetros del espacio del baño, algo que no siempre es posible, como es el caso de los cuartos de baños pequeños.
Instalación más compleja y más cara
Tanto colgar el inodoro como instalar la cisterna empotrada es más complicado que instalar piezas convencionales y, por tanto, lleva más tiempo. Esto, sumado a la necesidad de piezas de instalación específicas, implica que la instalación de inodoros y bidés suspendidos suponga un coste mayor.
Los lavabos suspendidos también requieren sistemas de sujeción específicos y un tabique con cierta solidez.
Mantenimiento más complejo
Aunque se puede acceder a la cisterna desde el pulsador, es un hueco algo pequeño para manipular el mecanismo, pero este es un inconveniente leve, ya que los fabricantes de este tipo de sistemas cada vez diseñan mecanismos fáciles de mantener. Este vídeo de Roca lo demuestra:
En resumen, los sanitarios y lavabos suspendidos son una opción perfecta si dispones de un cuarto de baño amplio y cuya distribución permita un engrosamiento de la pared, ya que los mayores inconvenientes solo se presentan a la hora de diseñar el espacio. Por lo demás, son todo ventajas. Por lo tanto, si dispones de suficientes metros y el precio se ajusta a tu presupuesto, no dudes por este tipo de sanitarios y conseguirás una mejora en la estética y confort del baño.